domingo, 28 de noviembre de 2010

Para la libertad

Crónica del concierto del 27/11/2010 en el Gran Rex de Buenos Aires
Hijo de la Luz y de la Sombra

"Llegó con tres heridas, la de la vida, la del amor y la de la muerte…”. De esta manera comenzó el tremendo concierto que nos brindó Joan Manuel Serrat, para homenajear a Miguel Hernández en los 100 años de su nacimiento. “Llegó con tres heridas…”, y las heridas las tenía en el alma Joan Manuel, o por lo menos así nos hizo sentir a toda la masa humana que poblábamos de bote a bote el Gran Rex.
Esas heridas estuvieron presentes a lo largo de todo el homenaje, de ese denso homenaje que se merecía el gran poeta y militante español, y que Serrat, con todo su oficio y sapiencia supo hacernos sentir. Creo que sintió el dolor, el desgarramiento y el amor de la poesía de Hernández. Cuando cantó “El hambre” acompañado por las imágenes de fondo de la guerra y por la expresión de sus manos y su cuerpo, me parece que nadie pudo permanecer indiferente. “Las abarcas desiertas” para expresar la ilusión frustrada de los zapatos vacíos de cada 6 de enero, “Mis abarcas heladas, mis abarcas desiertas…”, y la esperanza del “Dale que dale”, nos dieron una muestra de lo que se venía, ya que la perfecta combinación entre los dos trabajos de Joan Manuel, el de 1973 y el actual, permitieron una armonía y una emoción constante durante toda la primera parte del recital.


Uno conoce, seguramente, y tiene internalizados los temas de su primer disco del 73, porque los ha escuchado tantas veces, que se han convertido en carne, y los nuevos los está aprendiendo a apreciar, por eso, cuando Serrat canta “Elegía”, donde Hernández recuerda a su amigo Ramón Sijé, o “Menos tu vientre”, para su compañera, o “Nanas de la cebolla”, escrito en las cárceles franquistas recordando a su mujer y a su hijo, no deja de tener todas esas sensaciones amargas y desgarradoras que el poeta quiso imponer a su obra y que Serrat magistralmente pudo trasmitir a todo su público y a todo el mundo, en épocas en donde no era fácil hablar de estas cosas, en plena dictadura franquista. Anoche nuevamente pudo dejar expresa esta sensación y estremecimiento.


Una perlita del concierto fue la interpretación de “Tristes guerras”, canción cuya poesía es de Miguel Hernández, pero Serrat nunca grabó. Con una letra muy sencilla que Joan Manuel aprovechó para desgranar algunas frases, como la de Monsieur Verdoux, el gran personaje de Chaplin, cuando dijo que “Asesinar a una persona hace de uno un canalla; asesinar a millones hace de uno un héroe”. Fue un gran momento.


Sobre el final de la primera parte, vinieron “Si me matan bueno” y la maravillosa “Hijo de la luz y de la sombra” en donde el poeta expresa todo su amor hacia su compañera y que Joan Manuel, acertadamente, eligió como título para su nuevo trabajo, ya que, me parece, abarca todo el pensamiento y el amor de la poesía de Hernández. Serrat pudo trasmitir este sentimiento.


Un párrafo aparte se merece el final de esta primera parte. La resignificación que Serrat le da a “Para la libertad”, con nuevos ritmos, nuevo acompañamiento musical, y sobre todo y más importante, el acompañamiento tremendo de imágenes que nos muestran la historia de la España del siglo veinte, desde la guerra hasta el renacimiento democrático, con imágenes desgarradoras de la guerra, el pensamiento fascista del franquismo y la falange, y por último, la muerte del general y la transición hacia la democracia. Imágenes en color sepia que hacen que sean más realistas. “Para la libertad, sangro, lucho, pervivo…”. Este final, con el público emocionado, conmovido y de pie saludando al “maestro” y cantando junto a él, le dio este marco, este broche de oro, al homenaje a Miguel Hernández, que seguramente será inolvidable y permanecerá durante mucho tiempo en las retinas y en el corazón de todos los que participamos. Será muy difícil olvidar.


Y llegó el final del homenaje a Miguel Hernández y el intervalo. Y el grupo en pleno, compuesto por el gran Ricard Miralles en piano, Josep Mas “Kitflus” en teclados, Vicente Climent en batería, Israel Sandoval en guitarras, Olvido Lanza en viola y Victor Merlo en contrabajo, nos deleitó con una exquisita versión de “Vagabundear”.


Inmediatamente comenzaron los acordes de alguna música conocida, que hacía mucho tiempo que no escuchábamos, pero sabíamos bien de que se trataba, ya que había llegado “Tarrés” con su música y su aire latinoamericano, y las chanzas que Serrat desgranó a propósito del personaje. En esta segunda parte, más distendida y alegre llegaron muchas de sus canciones, que quizás no había cantado en otros conciertos, pero que muchos queríamos escuchar. Así Joan Manuel nos entregó como sutiles regalos “La bella y el metro”, la hermosa “Sinceramente tuyo” (Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio), “Los recuerdos”, con todo lo que ellos nos encienden, “Mediterráneo”, “Pueblo Blanco”, “Disculpe el señor”, “Cantares”, cantada con todo el público del teatro y para terminar, “Hoy puede ser un gran día”. El público emocionado y de pié pedía más.


Y llegaron los bises con el teatro de pié aplaudiendo la excelente actuación. Así pudimos escuchar una delicadísima versión de “Penélope”, la intimista “Aquellas pequeñas cosas”, a solas con Miralles, “Señora” que nos hizo regresar a nuestros años de adolescencia y a nuestros primeros amores, para concluir la fiesta, precisamente con “Fiesta”, y todo el teatro conmocionado por los momentos vividos.


Fue un “Banquete para los sentidos” (permiso Marina y gracias…). Nos paseó por todos sus tiempos, nos hizo retroceder recordando todas las épocas, desde nuestra adolescencia, allá por fines de los sesenta y principio de los setenta, hasta esta compleja actualidad, que cabalmente también representa la poesía de Hernández.


Aunque me parece que lo más importante es lo emotivo, no puedo dejar de mencionar la calidad de los músicos que acompañaron a Serrat, con exquisitos acompañamientos, y también, un escenario despojado y muy simple, que luego con las imágenes, videos y juegos de luces fue cobrando vida y dándole sentido a muchas de las interpretaciones del concierto. Gran belleza escénica.


Un párrafo aparte, es el de la gente, esa gente fiel que sigue al Nano durante años, y que hoy lleva a sus hijos y sus nietos a verlo. Es muy emotivo ver en el teatro a esa multitud que sigue a este artista inoxidable, que cada vez que quiere nos regala una sorpresa como la de esta noche. Este Serrat con una voz muy bien utilizada, a pesar de los años, y que sabe poner en su brillo toda la emoción que requiere cada interpretación.


Serrat, a través de sus canciones, nos hace recordar nuestras cosas más íntimas, nos pasea por todos nuestros recuerdos, que siempre están presentes, como los de aquella primera novia, a la que le dimos el primer beso, y no nos olvidamos nunca más. Seguramente todos los presentes tuvimos momentos y recuerdos para atesorar. Esta catarsis colectiva y compartida seguramente constituirá un momento inolvidable para todos los que estuvimos allí.


Fue una suerte estar allí y poder compartir con la gente que uno quiere, presentes y ausentes, esta velada que seguramente, como todas las que nos brinda el Nano, será inolvidable y atesorada en nuestro baúl de grandes momentos de nuestra vida.




Video: El final con "Fiesta"


domingo, 14 de noviembre de 2010

Requiem de Mozart

El 5 de marzo de 2006, tuve la oportunidad de integrar un coro con el que participamos del Festival Internacional de Música Clásica de Ushuaia. El coro se llamó Coro Pro Arte y cantamos junto a la Orquesta Sinfónica de Praga y solistas del Teatro Colón, la Misa de Requiem de Mozart.

Para mi fue una experiencia maravillosa, ya que nunca había cantado este tipo de música, pero asumí el desafío y después de casi un año de ensayos, en los que participamos muchos compañeros de Río Grande y de Ushuaia, estuvimos listos para cantar esta obra grandiosa. Además, estar acompañado por la Sinfónica de Praga le daba al evento una magnitud impresionante. Todo fue una gran emoción, y una manera perfecta de coronar el trabajo de todo un año. El aplauso del público, de pié durante varios minutos, le puso un broche de oro a una noche inolvidable.

Fue una noche inolvidable, que compartí con los compañeros de canto, amigos y la familia, y seguramente la recordaré por siempre.

Hoy deseo compartir con ustedes un fragmento de aquel momento, dejándoles este video que tiene como música de fondo el segundo de los movimientos de la obra, el Kyrie, cantado por el coro y la orquesta esa noche maravillosa, y con una serie de fotos que ilustran varios de los momentos vividos en aquel evento.

¡Que lo disfruten! Gracias.


sábado, 6 de noviembre de 2010

Asignatura Pendiente

Asignatura Pendiente es una película del año 1977, dirigida por José Luis Garci. España salía del Franquismo, ya que Franco habia muerto en el 75, y muchas de las películas de la época reflejaban las frustraciones, los deseos y las ilusiones de los españoles.

Esta película es de esas, con una historia muy sencilla, de una pareja que se encuentra después de muchos años, cada uno con su vida particular y su familias, y reflexiona sobra las cosas perdidas o las frustraciones y las cosas que no pudieron hacer, por los prejuicios de una sociedad que aceptaba a ese poder de 40 años, que significó el franquismo.

Creo que hay cierto paralelismo con todo los que nos sucedió a nosotros, desde los 60 hasta el renacimiento de la democracia en 1983. Todos los prejuicios que tuvimos, las prohibiciones, el autoritarismo, etc. Por eso me gusta esta película y lo que dice.

Debo recordar que en la argentina se estrenó en 1979 o 1980 y toda cortada, porque trabajaba Hector Alterio que estaba prohibido en nuestro país. Yo pude verla completa después del 83 y la he visto en muchas oportunidad.

Aquí les dejo un fragmento de la película, que me parece que es la parte troncal. Son tres minutos con un hermoso monólogo de Pepe Sacristán.

Aquí la comparto con ustedes. Abrazos.