miércoles, 28 de marzo de 2012

Vivir la emoción

Crónica del concierto “Dos Pájaros Contraatacan” en el Luna Park (18/03/2012)

¡Que difícil se hace poder contar todo lo que pasó en esta noche! No sé si hay que contarlo en forma secuencial, describiendo todo lo que pasó y con el peligro de que seguramente quedará mucho sin contar, o contar todas las emociones que sentí a lo largo del concierto que compartí con mi compañera, Peque, y con más de 7000 personas en el Luna Park. Me inclino por esto último.

Ya desde el comienzo, cuando ingresamos al estadio se notaba un clima de mucha expectativa y de entusiasmo por lo que iba a venir. Creo que toda la gente que se encontraba en el recinto, ya los había visto alguna vez, pero no perdían la ilusión de encontrar sorpresas y algo más, ya que estos artistas nunca engañaron a su público y siempre dieron todo sobre el escenario. Yo los vi hace unos años en la cancha de Boca y escribí mi visión del concierto en una crónica que titulé “Yo estuve ahí”, ya que pensaba en ese momento que nunca más se daría un acontecimiento de esas características. Pero por suerte me equivoqué y ahora estamos a punto de comenzar una nueva experiencia, que será inolvidable, seguramente.

El comienzo no se hace esperar y aparecen los “Pájaros nacidos un día del afecto y el talento de Roberto Fontanarrosa” sobre las pantallas de fondo, dando recomendaciones varias sobre cómo ser un buen chico durante el concierto, y, por supuesto, cómo transgredir esas reglas. No podía ser de otra manera y fue muy ocurrente.

Aparecieron Serrat y Sabina, con sus negros trajes, corbata y bombín, sobre el escenario y el Luna Park se vino abajo, con la gente aplaudiendo de pie y saludando a sus artistas. ¡Que pocos se pueden dar el lujo de gozar de esa gran devoción del público!. Y como nos tienen acostumbrados estos dos pájaros, vino la presentación con la combinación de “Hoy puede ser un gran día” con “Ocupen sus localidades”. Ya estábamos viajando en la emoción del espectáculo que no pararía hasta el final.

Las canciones fueron, poco a poco, las encargadas de ir creando diversos climas que llevaron al público a un fervor pocas veces visto y a los artistas a una entrega total. Es así que vinieron “Acuérdate de mi”, “La orquesta del Titanic”, “Después de los despueses”, “Maldito Blues”, “Hoy por ti, mañana por mi”, “Martinez” y “Cuenta conmigo” de su nuevo disco, intercaladas con varias de sus mejores e históricas canciones, como “Y sin embargo”, “Mediterráneo”, “No hago otra cosa que pensar en ti”, “Señora”, cantadas a dúo o en forma individual, y algunas joyitas como “La Magdalena” cantada por Serrat y “De cartón piedra” cantada por Sabina y con algún agregado de “Balada para un loco”. También y en el medio, una payada por milonga entre los dos pájaros, a la manera de los viejos payadores argentinos, como agradecimiento y homenaje a nuestro país por todo lo que ha representado para los artistas. Fueron más de tres horas de gozo y de disfrute total que culminaron con una emotiva versión de “Esos locos bajitos”, “Noche de bodas/Y nos dieron las diez” y de “Fiesta” para terminar, con todos los bises incluidos. Pero dentro de este manojo de canciones, y de muchos pasajes muy emotivos, uno muy especial fue cuando cantaron “Tan joven y tan viejo”, ya que lo hicieron de tal manera que nos conmovieron a todos los que presenciábamos el concierto. Fue un gran momento. O también cuando presentaron a “La orquesta del Titanic” con la voz inconfundible de Marcos Mundstock, contando la historia del hundimiento del barco y de cómo descubrieron a dos polizontes que dijeron ser músicos y fueron incorporados a la orquesta. Casualmente eran Serrat y Sabina. Fue muy ingenioso.

Creo que todo el concierto fue de primer nivel ya que los artistas pudieron mantener durante el mismo la emoción, alegría y expectativa de su público. Fueron intercalando canciones con algunas historias, con algunos chistes, principalmente para su público femenino, y algunas chanzas entre ellos, en donde se puso en evidencia el gran respeto que profesa Sabina hacia Serrat. Fueron más de tres horas de canciones, chistes y varios cambios de vestuario, y cuando nos quisimos acordar ya estaban terminando, pero el público quería más, y los pájaros no se hicieron rogar y volvieron varias veces al escenario. Fue todo una fiesta.

Y se vino el final, y con él la emoción, los bises y el público que pedía más canciones. Y por supuesto las lágrimas de emoción, los abrazos y la satisfacción de comprobar la grandeza de estos artistas completamente entregados al espectáculo y al público.

Además de Serrat y Sabina, y todo lo que entregaron, un capítulo especial es para las 7000 almas que poblaron el Luna Park. Ese público fiel que sigue a estos artistas en todas sus presentaciones, y se emociona, y aplaude, y baila, y se sorprende en cada canción y la canta como si fuera la última vez. Es un público muy especial que sigue a estos artistas por su conducta, por su coherencia ideológica y principalmente porque siempre han sido fieles a sus principios. Creo que deben ser muy pocos los artistas que tienen un público de estas características y eso está muy bueno.

Como decía…, y se vino el final… y la gente, como ocurre en cada presentación, salió del espectáculo con la satisfacción de haber presenciado algo único e irrepetible. Esos rostros que se vieron en la salida del estadio, denotaban esa emoción y la certeza de haber vivido una noche que seguramente será recordada por siempre y para siempre.

Queridos amigos, espero haber transmitido las emociones que sentimos y que quise compartir con todos ustedes.

Y aquí va este regalito del concierto, "Tan joven y tan viejo". ¡Que lo disfruten!